viernes, 22 de noviembre de 2013

LAS EDADES DEL HOMBRE – El cerebro masculino.





Hace unos días conversaba con una amiga y me decía: “Las mujeres, habitualmente, damos una, dos, tres …lecturas a las situaciones. El hombre, todos tiene un común denominador, no es que todos sean iguales, pero en determinadas situaciones reaccionan igual. La parte sexual les mueve en la misma dirección y por muy culto, moderno o antiguo, que sea, a todos les gusta lo mismo y reaccionan igual. Además ellos siempre quieren ser el número uno en todo, eso no podemos olvidarlo, tenemos que satisfacer su ego. La mujeres sentimos de modo diferente”.

Frases como estas las habréis oído o incluso dicho vosotros en algún momento, especialmente si sois mujeres. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué hombres y mujeres reaccionamos de distinto modo ante la misma situación? ¿Qué hace que a veces seamos tan diferentes?

Lo cierto es que el cerebro masculino y femenino se parecen más que se diferencian y no hay diferencias intelectuales entre hombres y mujeres, no obstante hay algunas diferencias biológicas y hormonales, que marcan la forma de comportarse de unos y otros. Al principio del desarrollo en el útero materno, todos los humanos somos hembras, y no es hasta las 8 semanas de vida, que se empieza a producir testosterona convirtiendo al embrión en masculino.

La neuróloga Louann Brizendine, menciona en su libro sobre el cerebro masculino, las áreas cerebrales donde las diferencias son más marcadas:

Área Preoptica Medial (APM). Está situada en el hipotálamo, es la región del impulso sexual, siendo 2,5 mayor en el hombre.

Unión Témporo-Parietal (UTP). Es el centro de la “empatía cognitiva”, la zona donde se buscan soluciones. Es más activa en el hombre que en la mujer.

Sistema Neuronal Especular (SNE). Es el sistema de “empatía emocional”, conecta con las emociones de los otros mediante la interpretación de tono de voz, la lectura de las expresiones faciales, etc. Es más amplio y activo en el cerebro femenino.

Núcleo Premamilar Dorsal (NPD). Se encuentra en la parte interna del hipotálamo. Es la zona encargada de la defensa del territorio, la agresividad y el miedo, muy característicos del varón. Contiene circuitos para detectar desafíos territoriales de otros hombres. Esta zona es más grande en el cerebro masculino.

Cortex Prefrontal (CPF). Es el director ejecutivo del cerebro, se centra en el tema que ahora le ocupa, sopesa toda la información y actúa como sistema de inhibición, refrenando los impulsos. Es más grande en las mujeres que en los hombres y también madura en las mujeres uno o dos años antes.

Respecto a la influencia de las hormonas, es la testosterona, el Rey de las hormonas masculinas. La testosterona se mantiene alta en el niño durante los primeros 12 meses de vida, descendiendo luego hasta la pubertad (9-15 años) en la que se multiplican por 20.

En la pubertad, los altos niveles de testosterona marcarán su conducta drásticamente: un gran impulso sexual, mayor agresividad, establecimiento de jerarquías, un deseo de independencia, son algunas manifestaciones del proceso de cambio y maduración que se está produciendo en su cerebro.

Con la madurez sexual y física, la testosterona sigue siendo alta e influye en la necesidad de éxito social y en la búsqueda activa de una pareja.

El cerebro del padre, que está esperando un hijo, experimenta una serie de cambios, descendiendo sus niveles de testosterona y aumentando la prolactina, permitiendo un mayor acercamiento emocional hacia su hijo. Estos cambios se mantienen por lo general hasta que el niño comienza a andar, cuando recupera sus niveles previos hormonales.

Entre los 50 y 60 años la testosterona comienza su declive y baja entre un tercio y la mitad de lo que había sido en la juventud. Aumentan los niveles de otras hormonas como la oxitocina y los estrógenos (típicas de la mujer), que en la práctica hacen, que el hombre sea más afectuoso y más empático.

La masculinidad se manifiesta temprano, en los juguetes y tipo de juegos que eligen los niños, en movimientos más bruscos, mayor actividad física, en la conducta exploratoria y el establecimiento de jerarquías. A través de los años influirá en su forma de entender el mundo, de resolver conflictos, en sus objetivos e intereses.

Y ¿qué decir del cerebro de las partes bajas? La excitación sexual empieza en el cerebro con imágenes y pensamientos eróticos, reforzándose con el contacto físico. Los hombres son muy visuales. Cuando el hombre se excita, el cortex visual envía un mensaje al hipotálamo para poner en marcha las hormonas y circuitos nerviosos que controlan la erección. Aunque el pene tiene voluntad propia y puede activarse sin recibir una orden concreta del cerebro, esta activación es diferente a la verdadera excitación sexual, porque procede de señales inconscientes del cerebro y la medula espinal y no del deseo consciente de tener relaciones sexuales.

A muchos hombres les preocupa su rendimiento sexual y tienen altas expectativas respecto a él, sintiéndose frustrados cuando no obtienen lo que esperaban, afectándoles en su ego. Pudiera deberse a un problema de falta de control, a expectativas poco realistas, tópicos o algún problema psicológico, depresión o ansiedad.

Una queja común entre las muchas mujeres, es que los hombres se quedan dormidos después del sexo, ¿les falta sensibilidad a los hombres? No necesariamente, la responsable sería la hormona oxitocina, que promueve las sensaciones placenteras, y que en el hombre, al ser liberada en el hipotálamo, activa la somnolencia. Curiosamente, en la mujer la oxitocina junto a la dopamina produce el deseo de abrazar y hablar.

Iguales pero distintos, parecidos pero dispares. La clave para el entendimiento mutuo, está en conocer las diferencias y respetarlas, al fin y al cabo estamos obligados a convivir hombres y mujeres en nuestro día a día. Tenemos que tratar con personas del otro sexo en nuestros trabajos, familias, parejas y cualquier acto social que realicemos. La próxima vez que te sorprenda tu pareja, que no entiendas a tu jefe, piensa que tal vez son sus hormonas y circuitos cerebrales quienes están al mando, haciendo que diga lo que dice y haga lo hace.

 “Mi cerebro es mi segundo órgano favorito”. Woody Allen.

 

MUJERES, ESPOSAS, MADRES – El cerebro femenino



"Creo que es más atrevido el comportamiento de las mujeres, las mujeres son camaleónicas, verdaderas artistas de las emociones y además una cosa es lo que dicen, otra lo que aparentan y otra lo que son, como cuando les preguntas los años que tienen. Las mujeres son guerreras, luchadoras, me parecen más inteligentes y más peligrosas, para lo bueno o para lo malo, y no hay situación que no controlen.”. Esta es la opinión de una mujer cuando le preguntaba en qué crees que se diferencian hombres y mujeres.

¿Son tan complicadas las mujeres como dicen los hombres? ¿Es verdad que las mujeres son más sensibles que los hombres? ¿Más luchadoras? ¿Más inteligentes? ¿Tienen menor capacidad para las ciencias las mujeres? Estas y otras preguntas inundan nuestras conversaciones y han llevado a la comunidad científica a realizar estudios que den respuestas.

La ciencia muestra que son distintas de los hombres. Por ejemplo: el impacto del estrés no es el mismo en las conductas de hombres y de mujeres. También el espacio que ocupan las relaciones sexuales en el cerebro de ambos es distinto. El manejo de las emociones también resulta diferente en la mujer y el hombre. En contra de lo que creíamos, la ciencia nos sugiere que el cerebro tiene sexo.

Es importante recordar, que todos tenemos desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales femeninos, no es hasta después de la octava semana de vida fetal cuando los pequeños testículos del feto masculino, comienzan a producir grandes cantidades de testosterona, impregnando los circuitos cerebrales y transformándolos en masculinos. Cuando nacemos, estamos plenamente diferenciados, tenemos circuitos masculinos o femeninos. El cerebro femenino no se ha visto expuesto a esa gran cantidad de testosterona, lo que ha hecho que algunas zonas sean más grandes y otras más pequeñas.

Veamos las áreas del cerebro donde hay mayor diferencia con respecto al hombre:
 
Córtex Prefrontal (CPF). Es el director ejecutivo del cerebro, controla las emociones, sopesa la información y refrena los impulsos. Es más grande en las mujeres que en los hombres y madura en las mujeres uno o dos años antes.

Hipocampo. La memoria de elefante, nos hace recordar detalles, situaciones, encuentros románticos. Mayor y más activo en las mujeres.

Ínsula. Lugar donde se procesan los sentimientos viscerales. Mayor y más activo en las mujeres.

Amígdala. Núcleo de los instintos más básicos y primarios, verdadera bestia interior, a quien sólo frena el CPF. Resulta mayor en el hombre.

Córtex cingulado anterior (CCA). Sopesa las opciones, toma de decisiones, centro de preocupaciones menores. Es mayor en la mujer.

Con respecto a las hormonas, el estrógeno es el rey compartiendo protagonismo, aunque en segundo plano a la progesterona. Otras hormonas como la oxitocina, el cortisol y la poderosa testosterona también tienen papeles importantes en diferentes momentos de la vida femenina.

Las diferencias son evidentes entre ambos géneros si nos basamos en la fisiología de cada uno de los cerebros masculino o femenino, pero si nos centramos en los aspectos emocionales también encontramos diferencias básicas que pueden deberse a múltiples factores, desde la genética, a la educación recibida, se trata de una realidad que debemos aceptar, no tratamos de la misma manera a niños que a niñas, a pesar de estar en el siglo XXI. La educación y la cultura siguen mostrando una diferencia de género.

Estas diferencias las podemos ver en múltiples aspectos de la vida, desde las diferencias en el hogar, en el mundo profesional, a la manera de ver y vivir la vida en aspectos generales. Una de las diferencias que seguro has podido percibir en tu entorno, es la facilidad con que las mujeres comparten sus intimidades con su grupo de amigas, hablan de sentimientos e incluso pueden quedar simplemente para hablar y apoyarse. En el caso de los hombres, pueden hablar de cualquier otro tema, ya sea política, deporte, finanzas… pero no suelen hablar de sus sentimientos e intimidades, incluso cuando están pasando por un mal momento.

Es bastante frecuente que las mujeres se quejen de los olvidos de los hombres, no se acordaron de su aniversario u olvidaron que hoy era su cumpleaños. Haz la prueba, pregunta a tu marido si recuerda qué ropa llevabas puesta en vuestra primera cita, salvo excepciones, lo más probable es que no lo recuerde. ¿Y tú? Seguro que recuerdas hasta pequeños detalles de ese encuentro.

Las mujeres son más empáticas, para ellas es más fácil reconocer las emociones en los rostros que tienen enfrente, replicando y empatizando con esas emociones. Esto les da ventaja en el trato con otros. Para la mayoría de las mujeres resultan muy importantes las relaciones sociales, algo que se manifiesta desde la adolescencia en la que las chicas ocupan muchas horas de su tiempo en contactar con sus amigas, largas conversaciones telefónicas, decenas de mensajes etc.

Y también las mujeres se preocupan más que los hombres, tienden a percibir el riesgo, los problemas antes y en mayor intensidad que los hombres. Necesitan controlar más las situaciones, incluso pequeños detalles. Como resultado, hay más mujeres que padecen depresión y ansiedad.

El psiquiatra más polémico de Estados Unidos Daniel G. Amen, explica que identificamos al menos cinco vías por las que el cerebro femenino tiene más capacidad que el del hombre: intuición, empatía, autocontrol, niveles apropiados de ansiedad y colaboración". Tras el estudio de más de 46.000 escáneres cerebrales en los que se comparó el cerebro masculino y femenino identificaron que "el cerebro femenino está activo alrededor de un 90 por ciento frente al masculino que lo está un 9". Amenreconoce que le asombraron lo diferentes que son los cerebros de la mujer y el hombre.

Similitudes y diferencias, convergencias y divergencias. Condenados a entendernos y relacionarnos desde que nacemos. Por tanto, saquemos el mejor partido a las diferencias, sumemos las aptitudes y destrezas de hombres y mujeres, respetemos las peculiaridades, al fin y al cabo nuestros cerebros marcan las diferencias y no siempre podemos variar la tendencia natural.

"La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?". Sigmund Freud